martes, 24 de mayo de 2011

Conoce a Las Shaggs

por Susan Orlean,
The New Yorker,
27 de septiembre de 1999.


Según a quién le preguntes, las Shaggs pueden haber sido tanto la mejor banda de todos los tiempos como la peor. Suele decirse que Frank Zappa proclamó alguna vez que las Shaggs eran "mejores que los Beatles". Sin embargo, más recientemente, un melómano que clamaba estar "en posición fetal, retorciéndose en dolor" declaró en Internet que las Shaggs eran "fantasmalmente malas" y agregó: "preferiría caminar a través del desierto comiendo ajíes al carbón bañados en salsa tabasco durante cuarenta días y cuarenta noches tan solo para no tener que volver a escuchar nada relacionado con las Shaggs otra vez". Tanta divergencia de opiniones confunde la mente. Escuchar el álbum de las Shaggs "Filosofía del Mundo" confundirá aún más. La música es una especie de pop atractivo pero discordante. Algo con el tempo no está bien y las melodías son frontales pero esquivas, nasales, impasibles. ¿Están las Shaggs haciendo referencia a los microtonos heptatónicos y angulares de la música ya-yueh de la corte china y la atonalidad de Ornette Coleman o son solamente un puñado de niñas maljugando con guitarras baratas y desafinadas? ¿Y qué hay con sus letras obtusas, hogareñas? Consideremos la canción "Cosas que me pregunto":

Hay muchas cosas que me pregunto
Muchas cosas que no
Pareciera como que las cosas acerca de las que más me pregunto
Son las cosas que nunca descubro

¿Es ésta la facilidad dislocada de la sintaxis de un poema de James Schuyler o los apremiados pensamientos interiores de una adolescente sin habla?

Las Shagss eran tres hermanas: Helen, Betty y Dorothy (Dot) Wiggin, de Fremont, New Hampshire. Su padre, Austin Wiggin, era su manager, y algunas veces eran acompañadas por su otra hermana, Rachel. Ellas tocaban casi exclusivamente en el hall municipal de Fremont y en una guardería local, comenzando a hacerlo en 1968 y finalizando en 1973. Mucha gente en Fremont creía que la banda era una cagada.
Austin Wiggin no. Él creía que sus chicas serían grandes estrellas, y en 1969 tomó gran parte de sus ahorros para financiar un álbum con su música. Novecientas de las mil copias originales desaparecieron inmediatamente después de ser impresas, así como su misterioso productor. Así y todo, el álbum ha perdurado por treinta años. Coleccionistas de música se hicieron de una copia de "Filosofía del Mundo" y emprendieron un pequeño culto a las Shaggs. A mediados de los setenta la radio WBCN-FM, en Boston, comenzó a hacer sonar algunas fracciones del disco. En 1988, las canciones fueron reenvasadas y relanzadas en compact disk y fueron celebradas por miles de fanáticos de la música de los márgenes que fueron atrapados por el estilo no-arte de las Shaggs. Ahora las Shaggs están entrando en su tercer vida: "Filosofía del Mundo" fue reeditado la primavera pasada por RCA Victor y será relanzado en Alemania este verano. El nuevo CD de "Filosofía del Mundo" tiene la misma tapa que aquel original de 1969 con la fotografía de las hermanas Wiggin posando frente a unas cortinas verde oscuro. En esa imagen, Helen tiene veintidos, Dot veintiuno y Betty dieciocho. Tienen largos cabellos rubios, largos flequillos y tiesas, esquivas semi-sonrisas. Helen, sentada atrás en su set de batería, lleva pantalones floreados y una remera Nehru blanca; Betty y Dot, atrapando sus guitarras, llevan túnicas florales que hacen juego, polleras escocesas plisadas y zapatotes de tacones cuadrados. No hay nada juguetón acerca de la imagen: es melancolía agorera con sombras negras y la peculiar cualidad sin profundidad de un acuario. Lo que te deja con todavía más cosas para preguntarte acerca de las Shaggs.

LA COSA PROPIA DE LAS SHAGGS (3:54)
Fremont, New Hampshire, es un pueblo al que le pasó de largo casi todo. La Ruta 125, la autopista principal que bisecciona New Hampshire, escapa por poco al lado este de Fremont; lo mismo pasa con la Ruta 101 al norte; el pueblo no da ni a las montañas ni al océano; no está muy en las cercanías de Boston ni entallada en los bosques. Fremont es un lugar plano sin encanto costeado por el Río Exeter. La ostentación se expresa sólo en unas pocas tumbas de tamaño natural en el cementerio Fremont; los derechos de alarde se limitan al hecho de que Fremont fue la cuna del poco conocido pero eminente meteorólogo de mediados de los años veinte Herbert Browne, y también es el primer lugar en el que un B-52 se estrelló sin matar a nadie.
Durante los años sesenta, cuando las hermanas Wiggin formaron las Shaggs, mucha gente en Fremont ordeñaba vacas diariamente, hacía pañuelos en el molino textil Exeter o construía túneles en la Cooperativa Spaulding & Frost, iba a la iglesia, atendía a sus familias, llevaba vidas tranquilas. En ocasiones, la luz veraniega rebota en la superficie de vidrio oscuro del Río Exeter y refleja las grandes alturas de pino azul, a veces los pastizales cargan con un lustre pleno, pero los días usuales en los pueblos de la parte sur de New Hampshire suelen ser chatos y sin encanto. "La soledad contribuyó a la depresión severa, enfermedad y borrachera de incontables familias rurales", escribió Matthew Thomas en su libro History of Fremont, N. H. Olde Poplin: An Independent New England Republic 1764-1997, que fue publicado el año pasado. "Pueden haber habido algunos momentos traquilos y placenteros... pero la mayoría del tiempo la muerte, los disgustos, las enfermedades incurables, los accidentes, el mal tiempo, la soledad, el agotador trabajo duro, la comida infectada por insectos, los animales depredadores que vagaban e incontables inconvenientes marcaron la existencia del día a día".

Cuando hace poco estuve en Fremont pregunté a Matthew Thomas, quien tiene cuarenta y tres años y es el historiador del pueblo, cómo había sido crecer allí. Dijo que había sido agradable pero qué él había estado duro de aburrimiento. Para entretenerse tenían bailes en las plazas, paseos en trineo, un carnaval anual con una carpa Beano, la peluquería de Vic Morcotte y un salón de billar. (En estos días, hay encuentros pastizales de fin de semana cerca de la granja de Phil Peterson, adonde el pasto está lo suficientemente aplanado y firme como para correr con carros de nieve en el verano). Cuando las Shaggs estaban creciendo había meriendas de jamón y porotos, peleas de box, shows de perros y concursos de deletreo en el salón municipal. El lugar es una construcción como de caja sin decorar, pero su salón de performances es bastante grandilocuente. Ya no se usa y alguien se ha hecho de aquellas cortinas rojas de terciopelo, pero aún tiene un oscuro y sombrío escenario, sillas de respaldo alto y el aire grávido de un lugar en el que podrían pasar cosas. En una comunidad tan calma como la de Fremont, en las horas quietas entre bailes de granero, un escenario como ese podría darte grandes ideas.

¿QUIÉNES SON PADRES? (2:58)
¿En qué otro lugar podría Austin Wiggin haberse hecho la idea de que sus hijas deberían formar una banda de rock? Ni él ni su esposa, Annie, eran musicales; ella prefería bastante más la televisión a la música y él, como mucho, jodía por ahí con un arpa. Él no era un extrovertido muriendo por que lo notaran-- con todo, era un solitario oculto que poco tenía que ver con el resto de la gente del pueblo. Era estricto y chapado a la antigua, ni un hippie a la moda ni un rebelde, muy en contra del pelo largo y las faldas cortas. Venía de una familia pobre y criaba una familia pobre –siete chicos bajo el salario de las manos de un molinero—y las lecciones de música y los instrumentos para chicas eran de un enorme gasto. Así y todo las Shaggs fueron definitivamente su idea –o, para ser más exactos, la idea de su madre. Austin era terriblemente supersticioso. Su madre gustaba de leer la suerte. Cuando él era joven, ella estudió su palma y le dijo que en el futuro se casaría con una rubia esplendorosa, tendría dos hijos que ella no viviría para ver y sus hijas tocarían en una banda. Sus augurios se cumplieron. Annie era una rubia esplendorosa, y ella y Austin tuvieron dos hijos luego de que su madre muriera. Quedaba en manos de Austin cumplir la última de las predicciones de su madre, y cuando sus hijas fueron lo suficientemente grandes les dijo que tomarían lecciones de música y voz y formarían una banda. No había lugar para el debate: su palabra era ley y las profecías de su madre eran gospel. Aparte, él estaba resentido por su posición en el sistema social de Fremont. No era tanto que sus hijas pudieran hacerlo rico y sacarlo de la monotonía de su oficio de molinero: iba más por el lado de que podrían probar que los chicos Wiggin eran no sólo diferentes sino mejores que el resto de la muchachada del pueblo.A las chicas les gustaba la música –particularmente los Herman's Hermits, Ricky Nelson y Dino, Desi & Billy— pero no fue hasta que Austin dictó su porvenir que decidieron volverse estrellas de rock. Ellas eran tímidas, adolescentes pueblerinas que soñaban con crecer y casarse, tener hijos, quizá llegar a ser secretarias algún día. Aún hoy, ellas no recuerdan haber soñado con la fama o componer música. Pero Austin empujó a las chicas a una nueva vida. Las nombró The Shaggs y les dijo que no asistirían a la escuela secundaria local, porque no quería que viajaran en autobús, se mezclaran con extraños y, más importante, quería que practicaran su música todo el día. Las anotó en un instituto por correo de Chicago llamado American Home School y diseñó los horarios él mismo: práctica durante la mañana y la tarde, ensayo de las canciones para él después de la cena y luego ejercicios físicos y estiramiento de piernas o práctica durante otra hora antes de irse a dormir. Las chicas no podían decidirse acerca de qué era peor, si los días en que realizaban ejercicios físicos o los días en que debían ensayar una vez más antes de irse a la cama. En cualquier caso, sus días les parecían interminables. Los ensayos eran solemnes, y Austin podía ser muy cortante. Acerca de una canción en particular, "Filosofía del Mundo", él clamaba que nunca era tocada correctamente e insistía en escucharla una y otra vez.Las Shaggs no llevaban vidas de rock and roll. Austin prohibió a las chicas tener citas hasta sus dieciocho y desalentaba la mayoría de sus otras amistades. Nunca habían sido del tipo popular de todas maneras –no tenían ni el look, ni el dinero ni la astucia para ello- pero estar en la banda, y tener a su casa por colegio, las apartaba aún más. Los viernes por la noche, la familia salía toda junta para hacer compras de verdulería. Los domingos iban a misa, y las chicas practicaban cuando regresaban a casa. Su mundo era aún más pequeño que el pequeño pueblo de Fremont.Esto era 1965. Los Beatles habían debutado hacía no mucho en la televisión norteamericana. La armonía entre generaciones –al menos, la armonía entre las culturas populares de esas generaciones—estaba colapsando. Así y todo las dulces, campesinas hermanas Wiggin de Fremont, New Hampshire, tocaban música pop a raíz de la insistencia de su padre, en una banda que él dirigía. La rebelión debe haber conducido a gran parte del rock and roll, pero en Fremont Dot Wiggin estaba escribiendo tributos a su mamá y papá, con canciones como "¿Quiénes son padres?":

Padres son aquellos que realmente se preocupan
¿Quiénes son padres?
Padres son los que siempre están ahí
Algunos chicos piensan que sus padres son crueles
Sólo porque quieren que obedezcan ciertas reglas...
Los padres sí entienden
A los padres sí les importa

La primer performance pública sucedió en un show de talentos en las cercanías de Exeter, en 1968. Las chicas apenas podían tocar sus instrumentos. Ellas no creían estar listas para aparecer en público, pero Austin pensaba lo contrario. Cuando abrieron, con el cover de una galopante canción country llamada "Wheels", la gente en la audiencia les tiraba con latas de gaseosa y se mofaba de ellas. Las chicas estaban mortificadas; Austin les dijo que simplemente debían ir a casa y practicar más. Si ellas pensaban en renunciar lo hacían muy en privado, porque Austin no le habría dado siquiera cabida a la idea; era el tipo de padre que no toleraba el debate. Ellas ensayaban más, realizaban sus ejercicios físicos, ensayaban más. Dot escribía las canciones y las melodías básicas, y junto a Betty trabajaban juntas en acordes y ritmos. Helen inventaba las partes de batería por su propia cuenta. Las canciones eran tonadas pop de particular forma, llenas de cambiantes firmas de tiempo, extrañas métricas y abruptos giros en el tono, con letras acerca del gato perdido de Dot, Pie Pie, anhelos por un auto deportivo y lo mucho que gustaba de escuchar la radio.En Halloween, las Shaggs tocaron en una guardería local –incluyendo la canción de Dot "Es Halloween" en su set—y recibieron una respuesta amable de parte de los residentes. Poco tiempo después, Austin arregló para que tocaran en el salón municipal de Fremont los sábados por la noche. Las chicas estaban preocupadas con pasar un papelón, pero al mismo tiempo les agradaba el hecho de que los shows les permitían escapar de sus casas y su delimitado mundo, aunque más no fuera por tan sólo una noche. Hasta ese punto, las chicas nunca habían visitado Boston, que estaba a tan solo cincuenta millas del lugar.Toda la familia tomó parte en los shows del salón municipal. Austin III, el más grande de los hijos que había sido visto en el futuro de Austin, tocaba las maracas; el otro hijo, Robert, tocaba la pandereta y hacía un solo de batería durante los intermedios; Annie vendía las entradas y manejaba el stand de refrescos. Un camión de Pepsi pasaba por la casa-rancho que tenían en Beede Road para dejar un cargamento de gaseosas cada viernes a la noche. Aún cuando, según un habitué del salón, mucha gente encontraba a la música de las Shaggs "dolorosa y tortuosa", a veces hasta un centenar de chicos se aparecía por los bailes –prácticamente la totalidad de la población adolescente de Fremont. Claro que tampoco había mucho para hacer en Fremont un sábado a la noche. La audiencia bailaba y charlaba, molestaba a la banda, tiraba restos de basura a las chicas, las ignoraba, las apreciaba a regañadientes, se burlaba de ellas.El rumor en el pueblo decía que Austin forzaba a las chicas a estar en la banda. Incluso se decía que él se ponía inapropiadamente íntimo con ellas. Consultadas acerca del tema años después, Betty dijo que nada de eso era verdad, pero Helen dijo que una vez Austin se puso íntimo con ella. Ciertamente, la familia estaba cerrada en sí misma; y hasta el padre de Austin y la madre de Annie, luego de que ambos enviudaran, se involucraron románticamente y vivieron juntos en una pequeña casa en la propiedad de los Wiggin. El chusmerío y las críticas sólo lograron que Austin estuviese aún más determinado en continuar con la banda. Era, después de todo, su destino.

ESTOY TAN FELIZ CUANDO VOS ESTÁS CERCA (2:12)
"A través de los años este autor, en su rol de historiador local, recibió numerosos pedidos de fans de todo el país buscando información acerca de las Shaggs y la ciudad de la que venían", escribió Matthew Thomas en su sección acerca de la banda. "Definitivamente tienen un culto que las sigue y merecidamente, porque las hermanas Wiggin trabajaron duro y con recursos humildes para ganarse el respeto y la aceptación como músicas. Para su propia sorpresa tuvieron éxito. Después de todo, ¿qué otra banda de New Hampshire ha grabado un álbum que valga entre 300 y 500 dólares?".

La llegada de los Beatles a los Estados Unidos despertó el interés de Austin. No le gustaban los extraños cortes de pelo pero estaba conmocionado con su éxito. Si ellos podían lograrlo, ¿porqué no sus chicas? Quería ver a las Shaggs en televisión y en tours de conciertos. Las cosas, sin embargo, no estaban sucediendo lo suficientemente rápido para él, y ésto lo hacía sentir infeliz. Comenzó a grabar cintas y películas hogareñas de los shows en el salón municipal. En marzo de 1969 llevó a las chicas a los Fleetwood Studios, fuera de Boston, para grabar un disco. De acuerdo a la revista Cool and Strange Music!, el ingeniero de sonido escuchó el ensayo de las Shaggs y sugirió que quizá aún no estaban del todo listas para grabar. Pero Austin insistió en seguir adelante, diciéndole al ingeniero repetidas veces "Quiero grabarlas mientras ardan". En las liner notes del álbum, Austin escribió: "Las Shaggs son reales, puras, sin afectaciones de influencias exteriores. Su música es diferente, es de ellas solas. Creen en ella, la viven... De todos los actos contemporarios en el mundo hoy, quizá sólo las Shaggs hacen lo que otros quisieran hacer, y esto es tocar aquello en lo que realmente creen, lo que sienten, no lo que otros creen que las Shaggs deberían sentir. Las Shaggs te aman... No cambiarán su música o estilo para alcanzar los caprichos de un mundo frustrado. Debes apreciar esto porque sabes que son puras, ¿qué más puedes pedir? Son hermanas y miembros de una gran familia en la que el amor y el respeto por el otro alcanzan cimas increíbles... En una atmósfera que las ha incentivado a desarrollar su música sin dejarse afectar por influencias de afuera. Son gente feliz y aman lo que hacen. Lo hacen porque es lo que aman".Los Wiggins regresaron a Fleetwood algunos años después. Para entonces, las chicas eran más "eficientes" –habían practicado cientos de horas desde su primera jornada de grabación—pero su manera de tocar todavía inspiraba al ingeniero a escribir "Mientras el día avanzaba, logré superar mi decepción y comencé a sentir lástima por esta familia pagando 60 dólares por hora por tiempo en un estudio". Una vez le pregunté a Annie si creía que Austin era un soñador, y luego de sentarse tranquila durante un momento dijo "Bueno, probablemente lo haya sido". Si lo era, no hay dudas de que su sueño se volvía más complicado a medida que los años pasaban. En 1973, los supervisores municipales de Fremont decidieron finalizar los conciertos de los sábados por la noche porque –bueno, ya nadie recuerda exactamente porqué, pero se hablaba de peleas y drogas circulando entre la multitud, y desgaste y roturas en el suelo de madera del salón, aunque las chicas se dedicaran a pulir y limpiar las marcas cada domingo. Austin estaba furioso, pero las chicas se sintieron aliviadas por dejar de lado la amargura de tener que tocar cada sábado a la noche. Crecían y comenzaban a cuestionar su autoridad. Helen se casó secretamente con el primer novio que tuvo –alguien que conoció en los bailes. Continuó viviendo en la casa por tres meses luego de la boda porque se sentía demasiado aterrorizada de tener que contarle a Austin lo que había hecho. En la noche en que finalmente juntó el coraje necesario para dar la noticia, él desencajonó una escopeta y salió a buscar al marido. Apareció la policía y le dijo a Helen que debería escoger entre un hombre o el otro. Se fue con su marido, y pasaron meses hasta que Austin volviera a hablarle. Ella tenía veintiocho años.Las Shaggs continuaron tocando en ferias locales y en la nursería. Austin aún creía que lo lograrían, y la banda nunca se disolvió. Simplemente bajó las cortinas en 1975, en el día en que Austin, quien tenía tan sólo 47 años, murió en cama de un repentino ataque al corazón –el mismo día, según Helen, habian finalmente logrado tocar una versión de "Filosofía del Mundo" que él alabó.

FILOSOFÍA DEL MUNDO (2:56)
Poco depués del último relanzamiento del álbum de las Shaggs, fui a New Hampshire para hablar con las hermanas Wiggin. Pocos años después de que Austin muriera, Betty y Dot se casaron y se mudaron a sus propias casas, y eventualmente Annie vendió la casa en Beede Road y su mudó a un departamento cercano. Luego de un tiempo, el nuevo dueño de la casa comentaba quejosamente a la gente del pueblo que el fantasma de Austin rondaba la propiedad. En cuanto pudo costearlo, el nuevo dueño construyó algo más grande y agradable en el lugar en que estaba la propiedad, y dio permiso al Departamento de Bomberos de Fremont para quemar la vieja casa Wiggin y habilitarla como terreno para la práctica contra incendios.

Dot y Betty viven a unas pocas millas de Fremont, en un pueblo llamado Epping, y Helen vive unas millas más alejada, en Exeter. Ya no se dedican a la música. Luego de la muerte de Austin, vendieron gran parte de sus equipos y permitieron a sus hijos jugar con lo que quedaba. Dot se quedó con su guitarra por un tiempo, sólo por si acaso, pero pocos años después se la prestó a uno de sus hermanos y nunca la recuperó. Dot, que ahora tiene cincuenta años, se gana la vida limpiando casas. Betty, de cuarenta y ocho, fue portera en un colegio hasta recientemente, cuando consiguió un nuevo empleo en el depósito de un almacén de partes de cocina. Helen, que sufre de una seria depresión, vive de un subsidio por discapacidad. Dot y Betty arreglaron encontrarme en un Dunkin' Donuts, en Epping, y me dirigí allí temprano para poder leer los diarios locales. Era una mañana pesada y calurosa al sur de New Hampshire; el cielo estaba perlado y el sol tan gris como metal de arma. Largos trailers de tractores aparcaban en el lote estacionamiento de Dunkin' Donuts y luego resucitaban con estruendo y retumbaban por la carretera. Unas pocas personas hacían fila para comprar boletos de lotería. El cajero detrás del mostrador de donas hablaba de una fiesta de casamiento con una chica que llevaba puesto un alto sombrero y calzados con plataformas. En el medio, el café se quemó.

El Boletín de Noticias de Exeter reportó aquel día que el concierto inaugural de la comisión de recreaciones contaría con Beatle Juice, una banda tributo a los Beatles liderada por "Brad Delp, antiguo frontman de Boston, una de las bandas de rock más grandes que New Hampshire haya producido jamás". El lado sur de New Hampshire suele contar con presentaciones regulares de bandas tributo y shows de reapariciones, como si estuviese en una zona de tiempo propia, una en la que el pasado continúa reapareciendo, familiar pero cambiado en escencia. Algún tiempo atrás, Dot y su marido y sus dos hijos fueron a ver una versión revivida de Herman's Hermits. El concierto fue una gran decepción para Dot porque su Hermit favorito, Peter (Herman) Noone, ya no está con la banda, y porque el show de los Hermit's ahora incluye chistes verdes y referencias obscenas. Las Shaggs no hicieron dinero con el álbum hasta años más tarde, cuando miembros del grupo NRBQ escucharon "Filosofía del Mundo" y quedaron fascinados con su extraña inocencia. Red Rooster, el sello propio de NRBQ, había lanzado discos de bandas tan idiosincráticas como Jake & the Family Jewels, y preguntaron a las Wiggin si podían compilar una selección de canciones de las dos sesiones de grabación del grupo. El álbum resultante, The Shaggs Own Thing, incluye la segunda sesión en los Fleetwood Studios y algunas grabaciones en vivo y caseras. El relanzamiento de Filosofía del Mundo fue reseñado en la Rolling Stone dos veces durante 1980 y fue descrito como "atemporal e invaluable". Esos artículos presentaron a las Shaggs al mundo. Hace tres años, Irwin Chusid, autor del libro 'Songs in the Key of Z: The Curious Universe of Outsider Music', descubrió que una companía para la que trabajaba había comprado los derechos de las canciones de las Shaggs, que habían estado involucrados con otros oscuros derechos de publicación. Chusid quería relanzar Filosofía del Mundo tal como había sido hecho en 1969, con la tapa original y la secuencia original de temas. Sugirió el proyecto a Joe Mozian, vicepresidente de marketing en RCA Victor, quien nunca había escuchado a la banda. Mozian solía interesarse en aventuras inusuales; hacía poco había lanzado algo de música lounge belga de los sesenta que contenía canciones del tipo "The Frère Jacques Conga". Mozian dice que "las Shaggs estaban más allá de mis sueños más alocados. No podía comprender que música como esa pudiese existir. Es tan básica y tan inocente, la manera en que el negocio discográfico solía ser. Su timing, musicalmente, era... fascinante. Sus letras eran... asombrosas. Es una suerte de disco malo; eso es tan obvio que está regalado. Pero me intrigaba totalmente la idea de que gente pudiese hacer un disco tocando de la manera en que tocaban". El nuevo Filosofía del Mundo fue lanzado en marzo. Aún cuando el disco está rotando en estaciones universitarias de radio y las reseñas han sido entusiastas y el arte de los márgenes ha estado en boga durante varios años, RCA Victor apenas vendió unas pocas miles de copias de Filosofía hasta ahora. Mozian admite su decepción. "No estoy seguro acerca de porqué no vendió", dice. "Creo que la gente está un poquito asustada con tener a las Shaggs en su colección de discos". Mientras esperaba a las Wiggin, fui a mi auto a escuchar el CD nuevamente. Me encanta especialmente la canción "Filosofía del Mundo" con el ritmo corto y explosivo de sus guitarras traqueteantes y enredadas, y las letras alegremente pesimistas acerca de cómo la gente nunca está conforme con lo que tiene. Estaba justo en el medio del verso que habla acerca de cómo la gente rica quiere lo que la gente pobre tiene, y cómo las chicas con pelo largo quieren el pelo corto, cuando Betty apareció y abrió la puerta de mi auto. En cuanto reconoció la canción, suspiró, "¿Te gusta ésto?". Dije que sí, y ella me dijo "¡Dios, es horrible!". Sacudió su cabeza. Su pelo ya no se ondeaba hasta su cintura y ya no no tenía ni un poco de ese flequillo abandonado que tocaba el puente de su nariz; era corto y primaveral, apenas hasta el borde de su nuca, el pelo de una mujer grande sin tiempo para preocuparse demasiado acerca de su apariencia.

Unos minutos más tarde Dot llegó manejando. Llevaba un vestido floreado y un reloj de pulsera de los Rugrats, y tenía una delgada bandilla de plata en su pulgar. En su dedo mayor llevaba un anillo corto y grueso que deletreaba 'Elvis' en letras mayúsculas. Ella y Betty tienen los mismos ojos azul profundo y el mentón destacado y dientes pequeños, pero el pelo de Dot aún es largo y ondulante, y aún hoy podrías figurarla como la chica con una guitarra en la tapa del disco de 1969. Preguntó qué era lo que estábamos escuchando. "¿Tú qué crees?", respondió Betty. "Las Shaggs". Ambas escucharon un minutos más, arrebatadas como si nunca hubiesen escuchado la canción antes. "Nunca escucho el disco por mi propia cuenta", dijo Dot. "Mi hijo Matt lo escucha de tanto en tanto. Le gusta. Creo que no me pongo sentimental cuando lo escucho. Simplemente no se me ocurre escucharlo". "Me pregunto adónde dejé mis copias del álbum", dijo Betty. "Creo tener una copia del CD. Creo que tengo algunos de los álbumes en algún lugar". Las Wiggin recibieron cartas de fan desde Suiza hasta Texas, fueron entrevistadas para un film documental e inspiraron una docena de sitios web y foros en Internet, pero es difícil poder ver cuánto puede importar todo esto una vez que su infancia ha sido alterada y reescrita como interminables días de práctica de guitarra y su padre, quien creía que su éxito estaba predicho, murió antes de cualquier reconocimiento. Ellas son lo suficientemente listas como para darse cuenta de que algo del enorme interés por su música es irónico –la simple maravilla de que algo tan poco pulido pueda haber llegado a disco. "Quizá podamos haber sentido algo especial en el momento de grabar el álbum", dijo Dot no muy segura. "La parte realmente buena, para mí, es que han pasado treinta años y todavía estamos hablando de él. Nunca crei que seríamos realmente famosas. Nunca creí que llegaríamos a ser tan famosas como somos hoy. El otro día en el almacén de descuentos me encontré con una chica que solía venir a los bailes, y me dijo que tenía ganas de ir y comprarse el CD. Y hace poco ví a un tipo en una feria y hablamos como media hora acerca de las Shaggs. Y la gente llama y pregunta si puede venir a conocernos. Eso es asombroso para mí." Así y todo, cuando pregunté a Dot y Betty acerca de los nombres de la gente que podría describir los shows en el salón municipal, no pudieron recordar ni uno solo en varios días. "Nos perdimos un montón de cosas", dijo Betty. "No puedo decir que no nos hayamos divertido, pero nos perdimos tener amigos, nos perdimos todo excepto nuestra música y nuestros ejercicios. Yo simplemente no creía que fuéramos lo suficientemente buenas como para estar tocando en conciertos y grabando discos. En un punto, pensé que quizá podríamos hacerlo, pero no era realmente mi fantasía". Su fantasía, dijo, fue treparse a un auto lleno de gasolina y simplemente manejar –no ir a ningún lugar en particular, simplemente irse.Ordenamos nuestro café con donas y nos sentamos en una mesa cerca de la ventana. Betty estaba con sus nietos de ocho meses y dos años, Kelsey y Makayla, y Makayla había saltado de la mesa y estaba jugando con un cartel de plástico en el que podía leerse 'Peligro: Suelo Húmedo'. Betty cuida seguido a sus nietas para su hijo y su nuera. Las cosas están ajustadas. El pequeño aventón de las grabaciones ayuda, especialmente desde que el marido de Dot está complicado de salud y no puede trabajar, y el marido de Betty murió víctima de un accidente de motocicletas seis años atrás, y Helen no puede trabajar a causa de su depresión.Para las Wiggin, la música nunca fue simple y libre, y aún no lo es. Helen no sale mucho, así que hablé con ella por teléfono y me contó que no había tocado música desde la muerte de su padre, pero que un country & wetern resonaba en su cabeza todo el tiempo, enloquecedoramente, tan fuerte que se le hacía difícil hablar. Cuando pregunté a Betty si aún gustaba de la música, pensó por un momento y luego dijo que la muerte de su marido la había empujado a la música country. Siempre que se encuentra afligida canta canciones de corazón roto junto a la radio. Justo entonces, Makayla comienza a sollozar. Betty suelta un "shh" para hacerla callar y dice "Realmente tiene algo de buena voz". Una mirada atraviesa todo su rostro. "Creo, bueno, quizás algún día tome lecciones de voz".Dot es la única que aún sigue atada al sueño de su padre. Tocaba las campanillas de mano en su iglesia hasta recientemente, cuando empezó a cuidar a uno de los hijos de Helen en adición a los dos suyos y ya no tuvo más tiempo. Dijo que había estado escribiendo letras durante los últimos dos años y que espera terminarlas, y componer la música para ellas. Mientras tanto, Terry Adams, de NRBQ, dice tener el suficiente material que ha quedado de las sesiones en los Fleetwood Studios como para algunos CDs más, y tiene películas de los shows en el salón municipal del pueblo y planea sincronizarlos con sonido. Las Shaggs, treinta años después, podrían aún lograrlo en grande, de la manera en que Austin lo vio en sus sueños. Pero aún eso podría no ser suficiente para satisfacerlo. Las Shaggs deben haberlo sabido todo el tiempo. En Filosofía del Mundo, la canción que nunca pudieron tocar para su satisfacción, cantaban:

No importa lo que hagas
No importa lo que digas
Siempre va a haber alguien que piense lo contrario
Hacemos lo más que podemos, tratamos de complacer
Pero somos como el resto, nunca estamos en paz
Nunca puedes complacer
A nadie
En este mundo


Traducción: Claudio Pombinho
Publicado con permiso de Susan Orlean y The New Yorker

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